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Aquí Arturo, nuevo colaborador de este Blog. Soy madrileño pero me gusta pensar que una parte de mi corazón esta en la Mancha y otra esta aún por encontrar su lugar. Nací hace 20 años y me crié caminando por las calles de la capital, pero mi familia proviene de las Pedroñeras. Soy un fanático de la Mahou y del Ajo Morado. Este año me gradué en el Ciclo Superior de Dirección de Cocina y desde hace 3 años trabajo como cocinero en diferentes empresas de restauración, catering y restaurantes diversos. En estos momentos vivo en el Pais Vasco aprendiendo día a día sobre esta gran gastronomía.
En esta sección me gustaría enseñaros un punto de vista diferente. Antes que nada, mi forma de ver la gastronomía es algo personal y compartirla forma parte de mi filosofía. Aquí os voy a hablar de experiencias y sensaciones. Para ello irán saliendo libros, restaurantes, viajes y excusas por el estilo. Soy joven pero la curiosidad me pierde, veamos que sale de esto.
Desde hace un par de semanas vivo en un pueblo pequeño en mitad de Euskadi. Aquí la cultura es totalmente diferente en algunos aspectos cotidianos. Historia, costumbres, gentes y sobre todo el paisaje. Nada que ver con Madrid ni con son sus madrileños. A los Gatos se nos conoce por nuestro ferviente amor a la capital. Que si “De Madrid Al cielo” y todas estas cosas que se dicen. Yo particularmente nunca había compartido totalmente este sentimiento, o eso pensaba. Hasta hace nada renegaba de esa magia de la que muchos hablan. Sin embargo, aquí, a cientos de kilómetros de distancia de mi casa, comienzo a entender la magia de esta ciudad que ha enganchado a tantas personas y a la que Sabina dedicaba algunos de sus mejores temas. Pongamos que hablo de DonOso, esta vez.
No es mi restaurante favorito pero si estuviera en Madrid ahora mismo y tuviera que cenar con un amigo, esta hamburguesería sería mi elección.
Menuda alegría ver que había sitio. Mi gozo en un pozo cuando le preguntamos al camarero (cocinero) de la barra. Resulta que Nakeima no acepta reservas y para ir a cenar hay que hacer cola. Tampoco doblan turno para más Inri. Estábamos jodidos y después de media hora de chapa gastronómica, tocaba reaccionar. En ese momento mi amiga miró en frente y vio DonOso. Estaba muy entusiasmada y yo la verdad es que al ver la fachada me asusté un poco. No parecía que cumpliera las reglas higienico-sanitarias. Aun así me alegro mucho de haber aceptado aquella proposición porque fue un descubrimiento de lo más acertado. En Nakeima ponían Estrella Galicia, que no esta mal, pero en DonOso apostaban por la nostálgica Mahou que tanto nos gusta a los que la bebemos a litros desde hace tiempo… Las dos siguientes veces en que volví Nakeima también encontré el aforo completo y también acabé en DonOso. Así, la magia de DonOso me ha ido conquistando y ya es un habitual en las cenas con amigos.
Pues seguramente, pero aquí hemos venido a comer señores y la historia, la experiencia, es lo que cuenta.
DonOsos es un lugar de peregrinación estudiantil. Si vas casi siempre encuentras gente de los colegios mayores de Moncloa e Islas Filipinas. También encuentras muchos que cenan algo antes de irse a los Bajos de Argüelles de fiesta. La gente va y viene. Hay poca constancia, el local invita al movimiento. Es un tanto cutre, oscuro y en cierto punto undergournd. Los camareros-cocineros visten igual (tipo franquicia) pero con un atuendo que recuerda más a la vieja escuela, lo que para mi gusto influye en el toque de la hamburguesa. Estos no se caracterizan por su amabilidad y generalmente solo te regalan una sonrisa si dejas algo de propina. El local es alargado, a los lados dos barras con taburetes y en las paredes carteles franceses que aunque desconozco su objetivo, desentonan de forma armónica, una decoración perfectamente imperfecta. El local original se encuentra en la calle Donoso Cortés, de ahí el nombre de la hamburguesería. Yo suelo frecuentar el de la calle Melendez Valdés. Aún no he probado el original pero solo voy a decirte que la última vez que estuve, el equipo de Nakeima estaba pidiendo unas hamburguesas para la comida de familia.
No hablamos de un Michelín ni de un sitio obligado en la agenda de un turista japonés pero sin embargo, a mi forma de ver, es un obligado de la escena gastronómica madrileña. Aquí vas a ser uno más, la comida te va a gustar y podrás ir en traje o en pijama que te van a atender igual. Y es que lo bonito de esto es la magia que te trasmite el local, mancharte de ketchup, compartir unas patatas fritas y disfrutar de la compañía de un amigo entre Mahous. La comida será lo de menos, créeme.
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1 comentario on “Pongamos que hablo de Donoso”