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Hola queridos Dewiners, en esta mi primera entrada al Blog, quiero transportaros a un sitio idílico, al igual que un oasis aparece en medio del desierto, este restaurante nace en el corazón de Madrid, para llevarnos directamente a una jaima marroquí, en el restaurante Arabia.
Pero empecemos por el principio, si queréis probar este restaurante, tenéis que acudir a la calle Piamonte, 12, que se encuentra en el corazón de Madrid, Chueca. Este restaurante que empezó con Al-Jaima, especializado en la cocina magrebí, y que posteriormente ha abierto otros restaurantes que tiene como objetivo mostrarnos la cocina de distintos puntos de África y Oriente Medio, como son “La cocina del desierto”, o el restaurante que nos atañe hoy, Arabia. Y cuenta con especialidades como son el cuscus, el té y los famosos postres árabes.
Pero este restaurante es un viejo conocido para mi, siempre que he querido regalar una experiencia, con este lugar he tenido una apuesta seguro, ya que les ha transportado directamente a Marruecos, sin salir de Madrid. Con una temático cuidada hasta el último detalle, y si!!, con último detalle nos referimos al baño, podrías estar en un hamman.
Este coqueto local, cuenta con varios espacios, para unos 100 comensales, en el que el cliente puede escoger entre comer cómodamente al occidental,
sentados en sillas, o al estilo bereber, directamente al suelo, por lo que se recomienda ir con ropa cómoda, no como yo, que fui con vestido. Y por último, el sitio cuenta con un reservado, donde también podrás comer en el suelo con mesas bajas, pero donde se puede reunir más gente. Ha destacar, el precio medio ronda entre los 30 euros, y os puedo garantizar que os sobrará. Lo ideal es compartir los platos.
Y que decir de la ambientación: casero, bonito y barato donde los haya, y con un toque romántico que cautiva los sentidos, gracias a la oscuridad del lugar, y los ruidos que lo acompañan, como el chirriar de una puerta que tiene solera. El servicio, ya es el colofón al lugar, caracterizado con la vestimenta tradicional y dotados de la hospitalidad árabe, ya que para un árabe el recibir a un comensal es un acto de gratitud, no se puede pedir más.
La primera vez que fui a este restaurante tendría unos 14 años, y me pareció sacado de la película de Aladín, y esa sensación no ha cesado en mis visitas posteriores. Así que cuando Alicia me propuso que escogiera un sitio original para comer, no lo dude, el Arabia fue una apuesta segura. Y este que parecía una comida de amigos, tras mucho tiempo sin vernos, se convirtió en mi participación en este Blog, por lo que disfrutamos de este restaurante desde la perspectiva de un comensal y no desde la experta mirada de “una catadora”.
Pero empecemos con lo que realmente incumbe a este gastroblog. Cuando nos entregaron la carta, más parecida a los Diez Mandamientos, escogimos unos entrantes bastante refrescantes para abrir boca, melón con queso y frutos secos y puré de garbanzos al sésamo con pan ácimo, algo tremendamente mediterráneo, porque no podemos olvidar que toda la comida del norte de África, especialmente la marroquí tiene muchas influencias españolas, por la conquista de la península. Y que decir de estos entrantes, del melón podemos destacar el uso del Labneh, un queso cremoso árabe más parecido al mascarpone, y del hummus, por supuesto el pan ázimo, elaborado por ellos mismos. Todo acompañado, como no podía ser de otra manera, por un té de limón, miel y hierbabuena.
Pasamos a unos primeros contundentes, pero de lo más tradicionales, salidos de la cocina de cualquier hogar árabe, como los que realizaría nuestra madre.
Primero un cuscús tradicional de verduras y carne, por supuesto de ternera, y con su respectivo caldo, dependiendo del cuscús. Y segundo una pastela de pollo y almendras, la pastela es una masa filo, rellena de lo que se desee, en este caso pollo, almendras y cebolla, pero lo curioso del plato, es el dulzor que tiene, por el azúcar glas y la canela que espolvorean por encima.
Y para finalizar, baklavas, es un pastel típico turco, elaborado con pasta filo, al que se le pueden añadir los frutos secos que se quiera y todo ello rociado con almíbar o miel, este postre del tamaño de un buñuelo, tiene la densidad y contundencia de todos los postres que te hallas tomado en tu vida. Y como no, un té caliente de hierbabuena.
Nos quedamos hasta el cierre del local, y la verdad no será este la última vez que vaya, aunque la comida la pueda encontrar en cualquier restaurante árabe, el ambiente es inmejorable.
En conclusión, de esta cocina podemos decir que gran riqueza y diversidad, labrada a lo largo de los años, por las múltiples conquistas e invasiones. Pero sacada de las cocinas del Mediterráneo.
Cuando acudáis a cualquier tipo de restaurante musulmán o judío, recordad la cocina es un tema de mujeres, de familia y de respeto. Esto nos da unos platos de elaborada casera, de tradición, trasmitidos a lo largo del tiempo. Donde encontramos muchos cuscús y dátiles, dulce y salado. Donde el pan de cada día es el Khboz o pan de pita. Y su agua el té, brebaje que te tranquiliza el alma, y te purifica por dentro…
No perdáis la oportunidad de acudir a un restaurante marroquí, yo os propongo este, pero si conocéis otro más autentico no olvidéis dejar un comentario.
Si te ha gustado este artículo recuerda que, más abajo, puedes disfrutar de otros que seguramente encuentres igual de interesantes… o eso espero, porque la verdad es que los hemos hecho con mucho cariño. Así que si quieres apoyar a Devinos con Alicia, déjanos tu comentario en el cajetín del final de página 😉
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