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Siendo en un pequeño o en un gran comedor, sin duda, la cena de Nochevieja o almuerzo de Año Nuevo son dos de las comidas más especiales del año. Merecen una especial atención por parte del anfitrión no solo en las viandas o el maridaje, también en la mantelería, cristalería, vajilla, decoración y colocación de todos estos elementos sobre la mesa.
El de Nochevieja se ha convertido en uno de los momentos más especiales del año. Ya siendo invitado o, con más motivo, anfitrión todo el mundo tiene la intención de sorprender… especialmente en lo tocante al menú o en los detalles con los que obsequiamos al lugar que nos acoge durante esta celebración. Sin embargo, y a parte de los platos y vino (en la mayoría de las ocasiones) que van a desfilar frente a nosotros, se debe prestar también atención a otro tipo de detalles como la lencería (mantelería), vajilla, cristalería, cubertería y decoración. Nochevieja es una ocasión para no dejar nada al azar.
La mesa debería montarse retirando previamente las sillas de alrededor para facilitarnos el trabajo y no tropezar con ellas. Primero tiramos la mantelería, limpia y debidamente planchada; después colocamos los adornos más pesados y los centros de mesa; seguidamente debemos colocar la vajilla, cubertería y cristalería; y, por último, distribuiremos el petit menage (saleros, pimenteros, etc), identificadores y servilletas.
La mantelería
Estará sujeta sin duda al estilo de cada anfitrión. Las mesas más clásicas sin duda se decantarán por una lencería blanca con bordados en blanco, dorado o plata. Sin embargo, durante esta entrada de año no va a desencajar en absoluto, ya que el blanco va a ser uno de los colores tendencia en decoración durante 2018 y, para que engañarnos, es el no color que menos interferencias nos puede ocasionar a nivel gastronómico. Si nos decantamos por él en nuestra mesa y queremos dar personalidad a nuestra mesa sin renunciar al total white, bastará con aportarte notas de color en los vasos para agua o en el centro de mesa, por ejemplo. Los dorados (combinado con negro) también se abren paso en la nueva lista de Pantone Color Institute que serán tendencia en el nuevo año y que podemos utilizar durante la mesa de Nochevieja para aportar una nota de sofisticación. Y hablando de dorado, sin duda, continúa siendo uno de los protagonistas de la Navidad en las mesas más clásicas junto con el plateado, el azul noche, el rojo, el beige y el verde. Pero, ¡cuidado! no nos olvidemos que en la simplicidad está el gusto.
Si nos referimos al material, deberíamos evitar los tejidos sintéticos y elegir la nobleza del lino o el hilo. En cuanto al tamaño del mantel, se debe procurar que sea de una sola pieza y evitar los empalmes, ya que los pequeños relieves y arrugas que se forman afean mucho la imagen global y, en cierta manera, se pierde la solemnidad de la mesa. Si decidimos vestir la mesa con mantel y sobre mantel, el primero deberá llegar a ras de suelo y el segundo quedarse a 1/3 de la altura de la misma. Aunque es cierto que en mesas menos formales, podemos prescindir de la primera pieza.
La decoración
Teniendo en cuenta el tamaño de la mesa y los invitados a comer en ella, calcularemos el espacio disponible para la decoración. Los centros de mesa pueden ser una barrera para la comunicación entre los comensales, por lo que, para evitarlo, en ningún caso pueden exceder los 20 centímetros de altura en el caso de que sean bajos. Si nos decantamos por un estilizado y alto adorno, el pie deberá ser lo más fino posible para evitar, de nuevo, esa interrupción visual entre los invitados. Si la mesa es larga, podemos elegir dos centros de mesa más pequeño en lugar de uno grande.
Es una ocasión para ser originarles, los adornos pueden estar compuestos de frutas estacionales, ramas de pino, adornos navideños, velas, etc. Todo cabe en este momento que invita a la creatividad más absoluta, sin embargo, tenemos que tener en cuenta que ninguno de estos elementos pueden tener un aroma intenso y marcado, ya que enturbiará el menú que hemos tardado tanto tiempo a preparar.
Las velas quedan reservadas al ambiente nocturno y, en el caso de utilizarlas en tu decoración, ¡enciéndelas!
La vajilla y la cubertería
Toca sacar los platos y cubiertos de las ocasiones especiales. Antes de nada, deberíamos asegurarnos de que no tienen motas de polvo ni ningún resto de suciedad que pueda enturbiar el menú. Se coloca primero un bajo plato, que acompañará al menú durante todo su recorrido y presentará al resto; sobre éste un plato llano, después un plato hondo y, por último, el platito para aperitivos o entremeses en caso de servirlos. En el caso de que la cena sea muy formal, también podemos añadir un platito para el pan y la mantequilla a la izquierda de los platos principales. Si hay alimentos con cáscara (marisco, etc), los platos de aperitivo deberán cambiarse cuantas veces se requiera.
Los platos deberán ir separados de 1 a 2 centímetros del borde de la mesa. El espacio entre cubiertos debería ser de unos 65-70 centímetros para que los invitados se puedan mover con cierta comodidad y soltura en la mesa.
En cuanto a la cubertería: tenedores a la izquierda; cucharas y cuchillos a la derecha, siempre colocados por orden de intervención desde la zona más alejada a la más cercada del plato. Si vamos a comer postre, sus cubiertos se colocan sobre la posición del plato de forma perpendicular al resto de cubiertos y siguiendo su línea, es decir, los tenedores de izquierda a derecha y los tenedores y cuchara de derecha a izquierda. Todos los cubiertos deber colocarse alineados y juntos, pero nunca se deben tocar entre sí.
La cristalería
Si ya sabemos qué vinos o bebidas vamos a poner, ¡es hora de sacar la cristalería! Las copas y vasos deben salir a la mesa impolutas y sin gotas en el cristal, esto podría enturviar mucho la mesa. Actualmente, lo tocante a las copas, se ha informalizado mucho y va más sujeto al tipo de bebida que tomemos: vino tranquilo, espumoso, fortificados, cerveza, vermut, sake, etc.
Sin embargo, las reglas básicas dicen que la copa de agua debe ser la primera en ponerse e irá centrada respecto al plato. Hacia la derecha irán colocadas la copa de vino tinto, la copa de vino blanco, la copa de vino dulce y la copa de espumoso, única que puede ser itinerante dentro de la comida.
La copa de agua puede ser sustituida por un bonito vaso y, junto a la copa de vino tinto, no se podrá retirar hasta el final de la comida. Incluso en el momento de los licores, y con la mesa ya casi desmantelada, preguntaremos a nuestro invitado si quiere que se lo retiremos.
Las servilletas y petit menage
Las servilletas deberán ir a juego en tejido y color con la mantelería en tamaño de 45×45 centímetros, la medida específica de cena. Podrán ir dobladas de forma clásica, (rectangular o triangularmente), y colocadas sobre el plato o a la izquierda de éste. Nunca deberán presentarse dentro de las copas ni manipularlas para hacer figuras, aparte de que es una moda que afortunadamente ya pasó, las servilletas son las piezas que están en contacto constante con la boca del comensal y no resulta agradable limpiarse con algo que ha sido manipulado en exceso por otra persona.
En cuanto al petit menage, compuesto de pimentero, salero y todas aquellas pequeñas piezas que necesitemos durante la comida se colocan en último lugar y deberán ir a juego con el resto de la vajilla para que no desentone. Las tarjetas de identificación, si las hubiera, también pueden ser con motivos navideños a juego con el centro de mesa. Se pueden utilizar diversos materiales para evitar caer en la clásica tarjeta en uve con el nombre como corchos de vino, frutas, etc.
Creación del ambiente perfecto
Sentar a los invitados es tan importante como la cena que se va a servir. La forma correcta es intercambiando a los hombres y a las mujeres (ley del descanso matrimonial). Los matrimonios nunca deben de estar juntos. Solo hay una excepción: cuando la pareja lleva menos de un año casada pueden estar codo con codo. El anfitrión siempre en la mitad de la mesa.
Es bueno tener una luz apropiada para la cena, ni demasiado tenue ni demasiado fuerte. La mejor luz es la indirecta y de color blanco. Si encendemos velas durante la cena, procuraremos que haya también luz ambiente: se trata de crear un ambiente cálido y acogedor, no de llevar a los invitados al castillo de Frankenstein. La temperatura de la estancia agradable, entre 20 y 22 grados. El ambiente con un aire limpio y bien ventilado.
Si hay fumadores, les podemos pedir que fumen en otro sitio distinto del que va servir de comedor donde comerán todos los invitados. Si queremos, podemos tener una suave música de fondo durante la comida, pero a un volumen muy bajo para que apenas se oiga y no moleste. Y, por mucho que nos motiven, mejor no poner villancicos estridentes y repetitivos.
Por último, cualquier bebida tiene que ir en su justa medida y a la temperatura correcta. Nada de llenar las copas hasta arriba ni los tintos a temperatura ambiente. Las medidas correctas son un tercio para el vino tinto y dos tercios para el blanco. En el champán se servirán tres cuartas partes de la copa. El vino se sirve con la etiqueta de la botella hacia arriba para que nuestro invitado vea la marca. Para conocer sus temperaturas de servicio no dudes en consultar la siguiente tabla:
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Este artículo es original e inédito sin intereses publicitarios, la publicación de marcas o imágenes corresponde a exclusivos criterios informativos. Escrito para devinosconalicia.com Revista on-line de gastronomía©.
About Alicia Gómez
Periodista gastronómica made in Soria. Gastrónoma y wine-sake lover vocacional, entusiasta del marketing y comunicadora nata analógica, digital y personalmente, más aún si tiene que ver con la gastronomía o la vinicultura. En tiempos difíciles, ¡persigo sueños! Además de fundadora de este portal de noticias gastronómicas, soy creadora de la consultoría de gastromarketing, comunicación y eventos aliciagastromkt.com y de la academia en lengua española de marketing y comunicación gastronómica academia.aliciagastromkt.com. Especialmente sensibilizada con los aromas, sabores, texturas… y con hacerlos llegar a la totalidad de la población, porque creo que la gastronomía es otra vía más para conversar. Por ello, mi proyección de presente y futuro es la de unir estas grandes disciplinas ya sea en literatura, impartiendo un taller o cata o mediante estrategias para restaurantes y productores.