Con cinco vinhos por banda, viento en popa a toda vela

Hace cosa de un mes nos invitaban como Devinos con Alicia a una cata histórica, un evento curioso donde los haya, un showroom que alternaba unos fantásticos vinos portugueses con la única exposición en Madrid de la colección privada e histórica de modelismo naval de Portugal de los siglos XVI al XIX perteneciente a la Bodega de Quinta da Boeira. Y, es que, el país luso siempre ha estado conectado por el mar por su situación geográfica, siendo éste el estrecho nexo que ligaba esta gran colección de maquetas con la fabulosa cata vertical que nos ofrecieron en el cálido y majestuoso Salón Medinaceli del hotel madrileño Westin Palace.

Esa mañana fuimos testigos de muchas cosas inherentes a la exposición y las Cofrarias que allí estaban presentes: Vinhos Verdes y Vinho do Carcavelos. Un historiador fue el encargado de trasmitir con dedicación la historia de las maquetas expuestas (una lástima que no hubiera traducción simultánea para entender el detalle con el que estaban realizadas). Además, tras la cata histórica limitadamente dirigida, los invitados también pudimos asistir a la ceremonia de entronización del Embajador de Portugal en España además de otras personalidades.

Como bodega, Quinta da Boeira, remonta sus orígenes al año 1850 en el corazón portugués de la ciudad de Gaia, muy cercana a la zona más productiva de vinos de Oporto. Un histórico palacete imponente por sus espacios interiores y exteriores y rodeado de árboles centenarios y otras bellezas naturales y arquitectónica de naturaleza histórica.

Sin embargo, si por algo es famosa esta bodega a nivel internacional es por la elaboración enológica de gran calidad de carácter artesanal. Así pues llegamos a la cata más esperada de «Más de 200 años de Oporto Tawny de Quinta da Boeira«. Grandes vinos con encanto que te acariciaban con los aromas clásicos de los vinos de esta indiscutiblemente reconocida región vinícola portuguesa. Una cata compuesta de cinco vinos de estilo Tawny de edad de 10, 20, 30 y dos vinos de más de 40 años (específicamente un primero de más de 40 y un último clasificado como una joya enológica de más de 100 años clasificado como Very Old Tawny). ¿No os lo imagináis? Entonces, ¡vamos a conocerlos!

• Oporto Tawny 10 años, Quinta da Boeira: recuerdos a cerezas confitadas y otros frutos rojos. También sobresale un componente floral con algunas nueces y madera. No se le puede pedir más ya de desde mi humilde opinión se puede considerar un infanticidio. Es un vino para guardarlo y olvidarte de él hasta dentro de 20 años al menos.
• La cata continuó con el Oporto Tawny 20 años, Quinta da Boeira: un vino más maduro y evolucionado que el anterior que desprende mucha más madera con un fondo de fruta de licor. Además el aroma más predominante se acompañaba de especias, nueces y algo de café. Equilibrado y seco.
• El tercer vino en la cata fue uno de los que más me gustó de los cinco. Oporto Tawny 30 años, Quinta da Boeira: un vino muy sugerente que recupera la fruta perdida en el anterior aunque completamente deshidratada como orejones y piel de naranja. También sobresalían aromas de café, nueces y evolución a manzanas asadas. Muy equilibrado y glicérico en boca.
• Las «palabras mayores» se empezaron a pronunciar cuando llegó el penúltimo vino. Oporto Tawny más de 40 años, Quinta da Boeira: envolventes aromas oxidativos, a madera dulce y frutas deshidratadas encontradas en el anterior. También se distinguen frutos secos como la avellana y frutas en licor. Muy potente en boca.
•  El último vino fue el gran buque de la exposición, aunque su entrada no se realizó en vitrina sino de la mano de uno de los camareros: Oporto Very Old Tawny más de 100 años, Quinta da Boeira. En términos populares: estaba muy rico. Tan rico que fueron pocos los invitados a esta exclusiva cata los que los dejaron en sus copas. Tras desaparecer la tenue bruma de acetato de etilo y otros aromas añejos y reducción (normales en un vino tan viejo) comenzaron a florecer ciertos aromas amontillados, azúcar moreno, caramelo con apertura hacia café torrefactos y avellana final. Una verdadera delicia que consiguió ser la delicia de antes de comer.

Además de Bodega Quinta da Boeira había otros expositores en el showroom procedentes, o no, de diferentes Cofrarías de la región. Todos ellos simpatiquísimos que consiguieron hacer las delicias de antes y después de comer. Pero los contaremos más adelante, en la pronto recién estrenada Cata del Mes.

Hasta entonces, espero que la marea me vuelva a reencontrar con estos espectaculares vinos.

Una vez más te invitamos a dejar tu comentario y quiero dar las gracias a Bodega Quinta da Boeira y Efecto Directo por tan grata invitación.

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