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En el pintoresco Empordà, donde los viñedos se entrelazan con la historia y la tradición, una joven enóloga está desafiando los límites de la viticultura convencional. Carlota Pena, de la bodega familiar Vinyes d’Olivardots, nos lleva en un viaje a través de su pasión arraigada en la tierra y el compromiso con la viticultura sostenible.
En una conversación reveladora, Carlota comparte sus inspiraciones, desafíos y el enfoque holístico que guía cada paso de la producción de vinos en su finca junto a su madre. Desde la aplicación de terapias alternativas utilizando plantas del viñedo hasta la implementación de prácticas circulares, Carlota nos invita a explorar el futuro prometedor de la viticultura respetuosa con el medio ambiente y a descubrir cómo los consumidores pueden contribuir a través de sus elecciones de compra.
En esta entrevista, nos sumergimos en el mundo de Vinyes d’Olivardots para descubrir los sabores sostenibles que están transformando el paisaje vinícola del Empordà.
Cuéntanos sobre el viaje que te llevó a dedicarte al mundo del vino y cómo ha evolucionado tu pasión desde entonces.
Mis padres eran unos amantes del mundo del vino. No recuerdo unas vacaciones sin visitar al menos una bodega. Eso los llevó a querer realizar su sueño de elaborar su propio vino. Crecí con la construcción de la bodega, la plantación de las primeras cepas y cuando llegó el momento, tenía muy claro que mi mundo era también el del vino y además el de la naturaleza. Así pues, aparte de estudiar Enología en la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, me he ido formando en Agricultura Biodinámica y Fitoterapia de plantas para curar plantas. A día de hoy, gestiono junto a mi madre toda la dirección de Viticultura y Enología de la bodega familiar Vinyes d’Olivardots.
En Vinyes d’Olivardots, la sostenibilidad es un pilar fundamental. ¿Cómo integran esta filosofía en cada etapa del proceso de producción?
Empezando por el viñedo, realizamos la pastura con ovejas para el mantenimiento de las cubiertas vegetales y el aporte directo de estiércol fresco al suelo. Además, empleamos plantas medicinales para curar nuestras cepas, en lo que sería una especie de homeopatía para plantas, conocida como fitoterapia. Asimismo, elaboramos nuestro propio compost con todos los restos vegetales derivados de la vendimia, como pieles, pasas, rapones, así como los restos de sarmientos de poda y el estiércol de las ovejas al limpiar los establos.
En la bodega, encontramos esta sostenibilidad en su funcionamiento a través de placas solares y baterías de acumulación para el suministro fuera de horas de luz, utilizando agua de pozo para las tareas de limpieza y reutilizando CO2 durante la vendimia. Cuando tenemos lleno de fermentaciones en curso, conectamos todos los depósitos entre sí para que uno en plena fermentación suministre e inertice otro donde ingresamos uva o bien hacemos maceraciones post fermentativas.
Por último, reciclamos todas las botellas derivadas de catas, ferias y visitas de enoturismo que tenemos a nuestro alcance para convertirlas en vasos, bandejas y platos con una vida útil mucho más larga.
El terruño es una parte integral de la identidad de un vino. ¿Cómo describirías las características distintivas de vuestro terruño y cómo influyen en el carácter de vuestros vinos?
El Empordà es una zona vitivinícola muy rica en terruños. Partimos desde los granitos en la zona del llano, pasando por los suelos aluviales de antiguas laderas de río y piedras de canto rodado, hasta la Sierra de la Albera, donde encontramos las pizarras. Cada suelo tiene sus características de drenaje, capacidad de retención de agua, pedregosidad, textura, composición, lo que hace que los viñedos se desarrollen de manera diferente y, por lo tanto, sus uvas también. Si en la bodega acompañamos estas uvas con delicadeza, logramos mostrar cada paisaje y cada terruño en la copa con sus singularidades organolépticas. De ahí surgió una línea de vinos llamada Vd’O, donde mostramos estas parcelas en monovarietal y con los diferentes suelos.
En tu bodega se practican terapias alternativas utilizando plantas de vuestro propio viñedo. ¿Podrías compartir algunos ejemplos de estas prácticas y cómo contribuyen a la salud del viñedo y la calidad del vino?
Sí, la fitoterapia que hemos mencionado anteriormente. Hay muchas plantas con principios activos medicinales. Algunas las podemos encontrar en los bosques alrededor de los viñedos, y otras en las propias parcelas, en medio de las cepas, actuando también como plantas bioindicadoras.
Por ejemplo, la manzanilla, una planta bioindicadora que sólo crece en los años en que vamos a tener presencia de olas de calor o sequía. También es homeopática, ya que ayuda como desestresante hídrico, a la vez que es rica en azufre. Si la recolectamos, secamos y guardamos, a finales de la maduración de la uva, podemos aplicarla infusionada por la tarde para refrescar y hacer que las hojas cierren un poco los estomas. Esto hará que, al hacer la fotosíntesis a la mañana siguiente, la cepa pierda menos agua y evite bloquearse por estrés.
¿Qué variedades de uva consideras más emblemáticas de la región donde se ubica vuestra bodega y por qué?
Podríamos hablar de Garnachas y Cariñenas. De hecho, la DO Empordà es la única que cuenta con ambas variedades en su derivación de 3 colores: Garnacha blanca, rosada y tinta; Cariñena blanca, gris y tinta. Algunas de ellas, incluso, están en extinción, como la Cariñena gris. A finales de 2023 fue aceptada por el Ministerio de Agricultura.
La economía circular es un concepto cada vez más relevante en el mundo del vino. ¿Cómo implementan este enfoque en Vinyes d’Olivardots, desde la producción hasta la comercialización?
Primeramente, intentamos ser una finca autosuficiente para minimizar la generación de residuos. Lo logramos reutilizando CO2 en fermentaciones; compostando material vegetal y restos de estiércol animal para devolver al viñedo y fertilizarlo; reciclando botellas de vino que están a nuestro alcance; y trabajando con energía solar para reducir la huella de carbono.
Además, apostamos por la venta de proximidad, siendo el 80% de nuestros vinos distribuidos entre Girona y Barcelona.
Por último, enriquecemos las experiencias gastronómicas de enoturismo que ofrecemos con productos de pequeños elaboradores locales y de gran calidad.
¿Cómo ves el futuro de la viticultura sostenible y la enología respetuosa con el medio ambiente? ¿Qué desafíos y oportunidades identificas en este sentido?
Nos encontramos ante una generación de viticultores que desean regresar al pasado, a las prácticas artesanales, y recuperar esa conexión del hombre con el campo. Cada vez somos más conscientes de las prácticas regenerativas y sostenibles en el viñedo.
Comprender la naturaleza y trabajar en armonía con ella implica que las cepas también recuperen la sensibilidad hacia las energías que las rodean, mejorando así sus propias autodefensas mediante el uso de productos más naturales y respetuosos. Esto las hace más capaces de adaptarse a uno de los desafíos más importantes de nuestra era: el cambio climático.
¿Qué crees que los consumidores deberían saber sobre la viticultura sostenible y cómo pueden apoyarla a través de sus elecciones de compra?
Normalmente, lo más fácil para apoyarla es buscar sellos identificativos de productos sostenibles, ecológicos o biodinámicos. Sin embargo, no todos los vinos que trabajan de manera sostenible los llevan en la etiqueta, nuestra bodega es un ejemplo de ello. A veces es difícil saber qué hay detrás de una botella, y creo que la mejor manera es la interacción del cliente con la tienda o la bodega para recibir esa información y nutrirse de la filosofía de trabajo sostenible de la bodega.
Como enóloga joven, ¿cuáles son tus inspiraciones y referentes en el mundo del vino? ¿Hay algún proyecto o tendencia que te llame especialmente la atención en este momento?
No me gustaría hablar de un proyecto en concreto. Hay muchas personas y muchos vinos que me inspiran, y todo es aprendizaje para mejorar como viticultora y enóloga.
Aun así, me inspira la tendencia de realizar vinos frescos y con buen equilibrio ante un clima que no lo pone fácil, intentando sacar el máximo potencial de cada uva y terruño.
Finalmente, ¿podrías compartir con nosotros algún proyecto o iniciativa en el que estés trabajando actualmente y que te emocione especialmente?
Creo que todos los agricultores afrontamos un proyecto común: adaptarnos al cambio climático. Es un hecho notable en el que llevo mucho tiempo trabajando, a través de curas con plantas medicinales, para conseguir el balance en viñas que sufren extrema sequía o que, de golpe, reciben más agua de la que pueden gestionar. Se trata de una agricultura de supervivencia en armonía con la propia naturaleza.
Gracias por sumergirte en este fascinante viaje a través del mundo del vino junto a Carlota y su enfoque innovador en Vinyes d’Olivardots. Si te ha intrigado conocer más sobre jóvenes productores comprometidos con la sostenibilidad y la calidad, ¡no te pierdas nuestras próximas entrevistas y artículos!
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¡Nos vemos en el próximo sorbo de conocimiento vinícola!
About Alicia Gómez
Periodista gastronómica made in Soria. Gastrónoma y wine-sake lover vocacional, entusiasta del marketing y comunicadora nata analógica, digital y personalmente, más aún si tiene que ver con la gastronomía o la vinicultura. En tiempos difíciles, ¡persigo sueños! Además de fundadora de este portal de noticias gastronómicas, soy creadora de la consultoría de gastromarketing, comunicación y eventos aliciagastromkt.com y de la academia en lengua española de marketing y comunicación gastronómica academia.aliciagastromkt.com. Especialmente sensibilizada con los aromas, sabores, texturas… y con hacerlos llegar a la totalidad de la población, porque creo que la gastronomía es otra vía más para conversar. Por ello, mi proyección de presente y futuro es la de unir estas grandes disciplinas ya sea en literatura, impartiendo un taller o cata o mediante estrategias para restaurantes y productores.
2 comentarios on “Carlota Pena: innovación en viticultura sostenible con fitoterapia”